Irregularidades en las obras de la CDMX

CIUDAD DE MÉXICO, junio 18 (EL UNIVERSAL).- Lidia Suárez, de 72 años, es dueña de una pequeña casa de adobe ubicada en el sur de la Ciudad de México. Su hogar, con más de 300 años de antigüedad, se encuentra en el corazón del pueblo de Xoco, en la alcaldía de Benito Juárez. En 2005 pagaba seis mil pesos de predial, pero el año pasado aumentó hasta los 32 mil. La razón: alrededor de estas casas se está construyendo un gran desarrollo inmobiliario; los edificios City Tower, Urban Park y el proyecto ?aún en construcción? Mítikah hicieron que esta área dejara de ser un "pueblo originario" y se convirtiera en una "zona residencial".

"Con Marcelo Ebrard nos quitaron el nombre de ?pueblo?, porque en los pueblos y en los barrios no se pueden construir edificios sin consultarnos, así que pasamos a ser colonia", cuenta Lidia. Pero hace menos de un año les regresaron la nomenclatura de pueblo originario y ahora esperan ser consultados sobre la construcción de la torre Mítikah, un edificio que se pretende tenga 65 pisos.

Este caso forma parte de las 901 quejas relacionadas con las construcciones de la capital que llegaron a las oficinas de la Procuraduría Ambiental y del Ordenamiento Territorial (PAOT) de 2012 a 2018, de acuerdo con los más de mil expedientes revisados por la Unidad de Datos de EL UNIVERSAL.

Aunque los habitantes de Xoco sobreviven al encierro provocado por la edificación de estos complejos residenciales, tampoco se dan por vencidos para frenarlos por la vía legal. En los registros de la PAOT hay más de 10 quejas por incumplimientos de las constructoras al no contar con los dictámenes técnicos y no recibir medidas de mitigación. Mientras tanto, los pobladores padecen aumento del predial, desabasto de los servicios, así como el impacto vial y ambiental.

La transformación de Xoco llegó cuando se cambiaron las zonificaciones. Durante mucho tiempo sólo se permitía construir viviendas de máximo tres pisos, luego cambiaron hasta los 22 niveles y terminaron autorizando superficies formadas por la fusión de predios y el cambio de uso de suelo.

"Al inicio éramos tres mil habitantes; después de las normas de vialidad estábamos entre los 10 mil y 12 mil, y cuando arranque Mítikah seguro llegaremos a los 50 mil", asegura Miguel Galicia, arquitecto y residente de la zona.

El cambio del polígono de actuación fue fundamental para las constructoras, porque lograron tener un terreno mixto: donde antes sólo era habitacional, ahora hay consultorios...

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