Las lecciones de Dora, la exploradora

CIUDAD DE MÉXICO, septiembre 14 (EL UNIVERSAL).- Que la influencia y empoderamiento de una niña latina de siete años va mucho más allá de los niños de preescolar, a quienes les habla desde las pantallas lo prueba la humorística propuesta, a raíz de cierta declaración presidencial, de combatir al hampa repitiendo por tres veces un "Zorro no te lo lleves", situación reconocible por millones de personas que, desde la emisión del primer episodio en el año 2000, han visto y hasta respondido a las peticiones de Dora, al menos en una de la 178 veces que ella y su compañero Botas han atravesado el bosque, la ciudad y buena parte del mundo para llegar a casa de la abuela.

Una de las creadoras de Dora señala que los padres saben que sus hijos están viendo un episodio porque los escuchan cantar, contar, hablar inglés, saltar o aplaudir. Puede que esta relación entre Dora y su audiencia, que los psicólogos etiquetarían en más de un caso como parasocial (la que es imaginada entre los niños y un personaje, en este caso ficticio, y permitida gracias a la tv y otros medios de comunicación masiva) explique en gran parte el éxito de Dora en los 74 países y 15 idiomas en que es seguida por más de 20 millones de personas.

El mapa... el mapa. Si a un lugar quieres llegar, a quien debes consultar es al mapa, lo que es el punto de partida de este recorrido textual que motivó que James R. Carter, profesor emérito de Geología y Geografía de la Universidad Estatal de Illinois, decidiera explorar el mundo de Dora: la riqueza de este programa desde la perspectiva de la educación geográfica1.

Carter nos cuenta que su interés por Dora surgió cuando un antiguo estudiante le comentó que su hijo de año y medio de edad sabía lo que era un mapa porque veía la caricatura a diario. Quizás esto no habría pasado de una simple anécdota curiosa de no haber sido porque volvió a escuchar sobre la niña de la mochila morada por un colega cuya hija le preguntó sobre Tanzania tras terminar de ver Dora. Esto terminó de poner en el mapa de Carter a un personaje con buenas referencias cartográficas.

Las aportaciones de Dora. Estudios previos muestran que a los cinco años los niños ya han tenido experiencias geográficas cotidianas, pues han tenido que aprender a orientarse dentro de su casa, en el parque y en otros lugares locales a los que acuden habitualmente (o sea que está claro que nos referimos al parque más cercano del lugar en que viven). Gracias a familiares, amigos, cuentos y...

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