“Legalización haría insostenible guerra antidrogas”

Carmen Boullosa y Mike Wallace

CIUDAD DE MÉXICO, mayo 29 (EL UNIVERSAL).- La probabilidad de una reconsideración estilo Uruguay o Colorado es considerablemente menor, dado que México sigue constreñido por la política estadounidense y por la presencia de cárteles salvajes en su suelo. Pero es posible hipotetizar una ruta hacia la revisión de su política antidrogas.

El gobierno de Enrique Peña Nieto ha sido reticente a hacer más que especular sobre cambiar las reglas. Después de todo, la estrategia del PRI había sido evitar lidiar con los problemas de la guerra contra las drogas tanto como fuera posible, y en vez de eso concentrarse en las iniciativas económicas. La legalización requeriría un cambio drástico de prioridades (aunque no de ideología, pues la discriminalización podría presentarse como un impulso al libre mercado).

Pero el movimiento de autodefensas, y ahora la indignación nacional por la desaparición de los 43, junto con la preocupación de los inversionistas internacionales por la criminalidad rampante vigente, ha forzado a Peña Nieto a afrontar la cuestión del crimen.¿Pero cómo? Dado que una repetición del asalto militar sin cuartel de Calderón está casi fuera de discusión —vine, hice, no funcionó— una de las maneras más probables de tumbar al crimen sería ir por el camino de la discriminalización: secar el mar en el que los cárteles nadan. Pero ahí se estrellaría contra Estados Unidos, cuya capacidad de desquitarse con la descertificación y otras medidas no tiene par, como no lo ha tenido durante un siglo.¿Cómo salir de esta trampa? Una posibilidad: políticos del PRD en la Ciudad de México han dicho que van a entregar un paquete de legalización a la legislatura de la ciudad, donde la aprobación sería posible.

La capital es más liberal que la provincia en cuestiones culturales: ya legalizó el aborto y el matrimonio homosexual.

Si la ciudad lo hiciera, el gobierno federal se vería confrontado con el mismo dilema al que el presidente Barack Obama se enfrentó tras la jugada disidente de Colorado y Washington; podrían demandar u ordenar arrestos, o podrían aquiescer.

Supongamos además que en 2016 California legalice la producción y distribución de marihuana (las encuestas actuales muestran un 65% a favor). Podría ser posible que la legalización de exportaciones por parte de México no invocaría la ira del gobierno del presidente Obama, aún en el poder; de hecho, todo el régimen de la guerra contra las drogas se volvería inestable...

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