Magnífico premio debutar en la CMLL

Gabriel Cruz

CIUDAD DE MÉXICO, septiembre 21 (EL UNIVERSAL).- Antes de ser luchadora profesional, Tamara Barrón tenía en la mira competir en los Juegos Olímpicos. Una lesión la detuvo y en lugar de Beijing 2008, su destino fue ser gladiadora.

No estuvo tan lejos del sueño olímpico, sólo le faltaba ir al Mundial para completar el proceso rumbo a Beijing, pero la lesión requirió de cirugía y un proceso de rehabilitación. Ahí fue cuando perdió la oportunidad de asistir a los Juegos Olímpicos. "Me sentí frustrada porque era ver cómo se iba a la basura un trabajo de años".

Su padre, el Gran Cochisse, un 'viejo lobo de mar' de los enlonados, la consoló con un reto ligado a las llaves y contrallaves, "me dijo que intentara en la lucha libre y lo hice". Así nació La Magnífica.

Enfrentó la nueva aventura como enmascarada, identidad que defendió poco tiempo, ya que la Arena Coliseo de Guadalajara atestiguó la caída de su incógnita en abril del 2009: Lluvia fue su victimaria. Desde entonces, empezó un sinuoso camino en el terreno independiente, siempre ligada a la calidad sobre el enlonado, pero con la falta de una oportunidad grande que la llevara a la gloria.

Ganar el torneo ¿Quién pinta para la corona?, organizado por Triple A, parecía el impulso por el que había trabajado, era el 2011 y su panorama cambiaba. Sin embargo, no pasó mucho y terminó de regreso con los independientes.

Ocho años después, cuando nada parecía tener sentido para...

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