El Martes de las Amapolas simboliza el término de la Semana Santa

CIUDAD DE MÉXICO, marzo 26 (EL UNIVERSAL).- En Iztacalco, la Semana Santa no se acaba con el Domingo de Resurrección, sino el Martes de Pascua, que algunos llaman el Martes de las Amapolas. Las tradiciones religiosas en torno al templo de San Matías tienen, en ese martes, una expresión que no sólo da cuenta de la religiosidad de los habitantes del barrio, sino de la cultura popular, donde se combinan la fiesta, la artesanía la música y la comida. No se oyen las campanas de la iglesia, en su lugar se aprecia una antigua matraca, hecha de madera, que con su manivela convoca a las ceremonias.

A lo largo de la Semana Santa tienen lugar las procesiones, rezos y lecturas. En ciertos detalles, este pueblo de la Ciudad de México aún conserva elementos propios vinculados a la tradición agrícola y a la herencia franciscana de la que proviene el templo y ex convento de San Matías, aunque la parroquia ya no concentra el mismo número de iglesias de otros años.

En el “Catálogo Nacional de Monumentos Históricos Inmuebles y Muebles de Iztacalco D.F.”, la investigadora Araceli Peralta Flores, del Instituto Nacional de Antropología e Historia, describe que el curato de San Matías Iztacalco se constituyó en 1771 y que “la orden franciscana se encargó de evangelizar a los habitantes de Iztacalco, para ello se erigió un convento e iglesia bajo la advocación de San Matías, el cual fue habitado por dos religiosos ya que sólo había alrededor de 300 indígenas”. Agregó que entre los productos que destacaron en el lugar estaban el chícharo, el clavel, la azucena, la rosa de Castilla y la amapola.

Esa tradición floral dio origen a la fiesta del Martes de las Amapolas.

Mario Alberto Martínez, quien vive desde hace 35 años en esa delegación y que este año es coordinador de actividades litúrgicas de la Semana Santa, cuenta en entrevista que Iztacalco “es un pueblo que existe desde antes de la Gran Tenochtitlan. Somos pueblo porque tenemos barrios, a medida que los llamen colonias desaparece el concepto de pueblo”.

“Sabemos por las crónicas que los franciscanos llegaron aquí un martes de Pascua. Dicen que cuando llegaron hacía muchísimo calor y que les dieron lo que era tradición aquí: el agua de Chía, y algo parecido a horchata, pero no era porque la horchata es española. Ahí surge la tradición de festejar el Martes de Pascua y todas las posas”

Había mucha amapola aquí antiguamente -comenta Martínez-, por la zona que era agrícola todas las posas que se presentaban...

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