Medicina natural, riqueza de un bosque bajo amenaza

Isela Hinojoza

CIUDAD DE MÉXICO, febrero 3 (EL UNIVERSAL).- A unos 3 mil 500 kilómetros de altura sobre el nivel del mar, en el bosque de San Salvador Cuauhtenco, alcaldía Milpa Alta, un pulmón verde al sur de la Ciudad de México, Marco Antonio Rojas Romero se abre paso entre los pastizales para mostrar lo que considera un tesoro ancestral de la naturaleza: una "farmacia viviente".

Se trata de plantas medicinales que crecen en esta zona de la Sierra Ajusco-Chichinautzin ?la cual comprende parte de la Ciudad de México, Estado de México y Morelos? y que son resguardadas por unos 20 habitantes que conforman el grupo Ticyolictíah Cuauhfmeh (dando vida a la montaña).

Marco Antonio, presidente de la agrupación, señala que son alrededor de 40 especies las que perduran; él se sabe el nombre de todas y, lo más importante, los males que curan: como la yerba del sapo, que se emplea para los riñones, o la ruda, que aún es asignada para controlar diarreas o cólicos estomacales, por mencionar algunas.

Reconoce que unas 10 especies están en peligro de extinción en la zona. "La espinosilla cada vez la veo menos aunque sea su temporada. Nos preocupa que se pierda", dice.

Aunque identifica la diversidad herbolaria por tantos años de ir y venir en el bosque, no cuenta con un registro de especies y busca apoyos para consolidar una cooperativa que les permita cultivarlas de manera formal para su distribución. Esto, explica, también significaría "un granito" para su conservación.

Pese a la fuerte presencia de la herbolaria en la cultura mexicana, ésta no ha tenido el reconocimiento que se merece, lo que se refleja en la falta de apoyos a proyectos como el de Marco Antonio, ya que apenas en octubre de 2018, la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) liberó sólo 18 plantas medicinales para su distribución y uso legal.

Esto después de cuatro años de investigación y análisis de las propiedades de las especies, según informó en su momento el titular de la Cofepris, Julio Sánchez Tépoz.

Vigilan legado

"Cuentan que en una ocasión en la que Hernán Cortés cayó enfermo de neumonía cuando se dirigía a las aguas termales de Oaxtepec [Morelos] fue curado con plantas de este bosque; le dieron poleo y toronjil? aquí lo sabemos porque él, en agradecimiento, sembró muchas moras, cuyo cultivo sigue hasta la fecha y ese paraje fue llamado Llano de morales" relata Marco Antonio mientras apunta hacia una montaña.

Para este protector de la herbolaria...

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