Miedo, odio, terror

(Embargada para sitios de internet hasta las 24:00 horas locales)Gabriel Guerra Castellanos(Internacionalista)EL UNIVERSALMás allá de su riqueza petrolera o de la noticia anual de quien será el galardonado con el Premio Nobel de la Paz, Noruega es un país discreto. Tristemente, este fin de semana las cosas cambiaron dramáticamente: el salvaje asesinato a mansalva de más de 80 jóvenes en un campamento de verano que siguió al bombazo que sacudió el centro de Oslo ha colocado a esa nación en el centro de la atención.La tragedia es casi indescriptible: un hombre aparentemente desequilibrado pero que actuó de manera ordenada y metódica confesó ser el autor intelectual y material de un crimen que sorprende por su frialdad y cobardía. Anders Behring Breivik, un fundamentalista religioso y nacionalista, organizó una matanza con el objetivo enfermo de llamar la atención sobre sus "causas" y de eliminar al mayor número posible de simpatizantes y/o descendientes de quienes Breivik considera responsables de los males que aquejan a su país y a Europa occidental.Ya conocemos los detalles macabros de la masacre, por lo que no me detendré en ellos, salvo en uno que no debe pasar desapercibido: así como el bombazo quiso afectar al máximo las oficinas del gobierno noruego, golpeando el edificio mismo en que despacha el primer ministro, la matanza en el campamento de verano de las juventudes del gobernante partido Laborista buscó eliminar a muchos de sus cuadros dirigentes presentes y futuros. En esa isla convivían dirigentes partidistas, parlamentarios y altos funcionarios con sus jóvenes simpatizantes.Cuando sucede algo como esto es fácil buscar de inmediato la mano de organizaciones terroristas, ya sean internacionales o domésticas. Ese fue el caso en Noruega: se pensó en principio en Al Qaeda o en una red de fanáticos locales, pero todo apunta a que Breivik actuó solo, no en un arrebato sino en la culminación de un largo camino por el odio, el resentimiento y la intolerancia hacia lo que el percibe como el declive de la civilización occidental, envenenada irremediablemente por "el multiculturalismo, el Islam, el marxismo, el liberalismo" y otras fuentes de corrupción que según él amenazan a Europa.¿Un loco? Ciertamente nadie en sus cabales podría llevar a cabo ataques tan monstruosos, y menos declarar después a la policía que, aunque terribles...

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