Migrantes. Fronteras saturadas

CIUDAD DE MÉXICO, mayo 12 (EL UNIVERSAL).- A lo largo de la frontera norte el panorama es el mismo: albergues saturados que apenas tienen recursos para ofrecer lo mínimo indispensable a cientos de migrantes.

Los albergues en Tijuana trabajan a su máxima capacidad, la llegada de migrantes a la ciudad saturó temporalmente las instalaciones que reciben a quienes se dirigen a Estados Unidos, aunque hoy más de la mitad de la población no son extranjeros, sino mexicanos que, al igual que el resto, escapan de la violencia en sus lugares de origen.

Cifras de la Secretaría General de Gobierno de Baja California indican que en la entidad viven 4 mil 928 centroamericanos, algunos desperdigados en albergues mientras esperan concluir su trámite para cruzar la frontera, y otros, tratando de quedarse en México.

En el caso de Tijuana el gobierno estatal identificó a mil 240 migrantes de El Salvador, Honduras y Guatemala, quienes llegaron en el último semestre a la ciudad, iniciaron su proceso de solicitud de asilo en Estados Unidos y esperan el proceso en tierra mexicana. Sin embargo, los directores de refugios hablan de una cifra negra, porque la realidad es que sus instalaciones están casi a 100% de su capacidad.

Con lo mínimo

José María García Lara es director de Juventud 2000, donde hay capacidad para unos 130 migrantes y en la actualidad albergan a unos 110 -de los cuales una cuarta parte son menores de edad-. De ese centenar, 60% son mexicanos de Michoacán, Guerrero y Jalisco. Todos intentan huir del crimen organizado.

Es media semana y tres mujeres con sus hijos se pasean en la cocina; tres ollas con arroz y verduras picadas van a ser la cena de ese día, "carne, ni hablar", dice una de ellas, "así, sencillito, porque somos muchos y hay poco".

Adentro, una bodega con techo de lámina y piso de concreto donde decenas de casas de campaña son usadas como habitación por al menos una o hasta cinco personas. No se trata de una estructura cerrada, lo que evita que se concentren los olores, pero también permite que se cuelen el frío o el calor.

Una televisión en la entrada es el centro de reunión. Dos sillitas de madera y metal son colocadas y mientras los más grandes miran las noticias, los niños corretean alrededor.

García Lara explica que desde el año pasado no reciben recursos del gobierno federal ni del estatal. El único apoyo es de los servicios médicos por parte del municipio, que llegan una vez a la semana, además de donativos en especie que ya son...

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