En Milpa Alta prefieren comer que ver la tele

MÉXICO, D.F., diciembre 18 (EL UNIVERSAL).- En Milpa Alta las televisiones permanecen apagadas; al ser de señal análoga no sintonizan ningún canal. Muchos habitantes viven en pobreza extrema, como la señora Ángeles, quien prefiere comer que pagar para ver la televisión. Todos prefieren destinar los pocos recursos que tienen para satisfacer, medianamente, sus necesidades y dejaron al último su entretenimiento.

En una casa muy precaria, situada en la calle Michoacán, vive la señora Ángeles, oriunda de Veracruz. Tras mudarse de una colonia a otra, la mujer de 60 años de edad llegó al número 10 de la calle Michoacán, allí vive desde hace 24 años.

Su casa está conformada por dos cuartos pequeños y una cocina, la mayoría de las paredes son de madera y cartón y sus techos de lámina.

Hace 21 años compraron una televisión de 32 pulgadas, en aquel tiempo pagaron como 2 mil pesos.“Era difícil poder juntar ese dinero, en ese tiempo era como ahora comprar una pantalla que cuesta 20 mil pesos, hicimos muchos sacrificios para pagar los abonos”, comenta Cristina, hija de Ángeles.

La tele está en buen estado, “yo sé cuidar mis cosas”, asegura Ángeles y agrega que siempre ha sido cuidadosa con sus pertenencias porque le cuesta trabajo conseguirlas.

Es asmática, diabética e hipertensa y por su edad ya no puede trabajar. Pagan mil pesos de renta, el resto de sus recursos los usan para alimento.

Cristina, quien es madre soltera, menciona que hace dos semanas se enteró por la televisión que las teles antiguas dejarían de funcionar, “así nos enteramos que iba a ser el apagón”.

Los promotores que las visitaron les informaron que todos los beneficiarios del programa Prospera y Liconsa recibirían una pantalla, pero los favorecidos fueron seleccionados a través de una rifa.

Aunque Ángeles tiene una pantalla, no sirve porque no sabe cómo programarla y no puede ver ningún canal.“La prende uno y simplemente se aparece este mensaje que dice ejecutar autoescaneo, pero ya no te permite pasar de canal”, dice Cristina.

“El gobierno hace y deshace y él es el dueño casi de nosotros también, no nos preguntaron. A mí no me querían dar el apoyo porque vivo en el Centro, pero necesitan ver en qué condiciones vivo”, opina Ángeles.

Ahora que la mujer de la tercera edad no puede ver la tele, “¿qué me queda?, ¿en qué me divierto? Como sufro de ansiedad y depresión, ahorita lo que siento es ya no tener la tele prendida porque al escucharla ya no me sentía sola”.

-Locales sin...

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