Mochilazo en el tiempo

Las gorditas de la villa, herencia familiarEL UNIVERSALAl acercarnos al mercado de la Villa de Guadalupe podemos percibir el tradicional aroma de las "Gorditas de la Villa", un manjar del gusto de chicos y grandes, el olfato y la vista son invadidos por el olor y el colorido que despiden estos puestos.

Los comales son cubiertos casi completamente por pequeñas porciones circulares de masa de maíz tipo cacahuazintle, azúcar, agua y bicarbonato, y los colores tradicionales del papel de china con el que son cubiertos los paquetes, cada uno con diez gorditas.

En uno de estos puestos encontramos a Nancy Guadalupe, quien, al pasar frente a ella, nos ofrece una gordita la cual no podemos rechazar, por más que tratemos de ir solo por una entrevista. Comemos la pequeña gordita recién tomada del comal aún caliente, que se deshace al momento de entrar a la boca y llena de sabor las papilas gustativas, quisiéramos seguir degustando estas intensas golosinas, pero el profesionalismo debe imperar y debemos de comenzar con las entrevistas.

Al igual que el "Hermano Gabriel" quien fuera reportero de EL UNIVERSAL ILUSTRADO en 1920 y quien entrevistó a una de estas llamadas "gorderas" cuando se encontraban en el atrio de la antigua Basílica de Guadalupe, ahora nosotros debemos lanzar nuestras preguntas a Nancy quien actualmente hace y vende estas gorditas, para conocer los secretos de su sabor.

Nos cuenta que ella es la cuarta generación de mujeres de su familia que preparan y venden las deliciosas gorditas dulces y que cuya bisabuela inició su venta.

-¿Cuántos años lleva de trabajar?, le preguntamos.

-Uuuy, pues aquí nacemos, muchas mamás nos hacen y enseñan desde chiquitas, desde que estamos en el vientre de nuestras mamás estamos aquí.

Pareciera que el tiempo no ha pasado por estos lugares, pues el buen "Hermano Gabriel" preguntó lo mismo a una de estas vendedoras, quien le respondió:

"¡Uuuy niño! pos ya ni miacuerdo? Desde que era muy chica. Hace más de veinte años"(sic).

Gorditas de saliva y un ingrediente muy especial

Nancy nos cuenta que es la cuarta generación de vendedoras de gorditas de la villa, su bisabuela, su abuela y su mamá, quien le enseño el oficio, la precedieron en la preparación y venta de esta golosina.

Nos cuenta que antes de estas gorditas en forma circular, había otras, para las cuales usaban piedras de hormiguero para calentar, nos cuenta que tomaban un pedazo de masa con los dedos y lo tiraban sobre las piedras calientes, estas piedras eran porosas, por lo que se calentaban mucho y al momento de voltear las gorditas con los dedos las mujeres se quemaban y se llevaban los dedos a la boca y se los chupaban, por lo que estas gorditas recibían el nombre de "gorditas de saliva".

Al preguntarle sobre el inicio de la tradición, nos dice que no se sabe cuándo empezó o quién las inventó: "Desde mi bisabuelita ya era tradición las gorditas de la villa", ella calcula que su bisabuela, Brígida Alcántara, comenzó a prepararlas a finales del siglo XIX o principios del XX, y luego continuó su abuelita Eulalia Fuentes, quien le pasó el conocimiento a su hija Antonia Zárate, madre de Nancy Guadalupe, quien aún conserva la idea de heredar la tradición a su hija.

Antes se les permitía vender las gorditas alrededor del atrio de la Basílica, actualmente está prohibido, por lo que solo pueden hacerlo en locales dentro del mercado o en pequeñas plazas cerca de la Villa.

Nancy Guadalupe, o Lupita, como la conocen, inicia sus labores en el mercado a las 8:30 de la...

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