Mochilazo en el tiempo

La primera fábrica mexicana de flores artificialesEL UNIVERSALLas flores artificiales han sido parte de una tradición universal a lo largo de los siglos, en los que se han ido perfeccionando no sólo en sus materiales, sino también en sus técnicas y formas de reproducción.

Su gusto en América fue adquirido tras los periodos coloniales, ya que muchas órdenes religiosas las utilizaban como parte de sus atuendos y para los aristócratas era un símbolo de estatus social; motivo por el cual se fueron estableciendo a lo largo del continente fábricas y talleres especializados. Sin embargo, son contados aquellos que han logrado sobrevivir hasta nuestros días.

Quizás hoy no nos parezca sorprendente su existencia, están tan inmersas en nuestra cotidianidad que pasan desapercibidas, pero su llegada causó revuelo por su semejanza con las flores verdaderas, entre una sociedad que estaba acostumbrada a la ornamentación con flores naturales.

Ejemplo de una flor artificial o de fantasía.

A un costado de la Catedral Metropolitana se encontraba el Mercado de Flores, y sobre la acera se extendían llamativos y coloridos puestos y entre los pasillos se respiraba una especie de popurrí de aromas. En una realidad así, en la que de repente aparecieron establecimientos comerciales con flores que no se marchitaban y que tenían diferentes texturas, las flores artificiales significaron un gran avance industrial, donde el humano poco a poco estaba encontrando la forma de imitar a la naturaleza.

La actividad comercial en el antiguo Mercado de las Flores captada por el fotógrafo Charles B. Waite en 1904. Unos años después, el kiosco fue retirado y algunos vendedores ocuparon la Plaza de la Santa Veracruz, en la Avenida Hidalgo, donde se ubicó un nuevo mercado. La toma fue realizada desde la calle del Empedradillo, hoy Monte de Piedad, hacia la calle de las Escalerillas, actual República de Guatemala. Colección Villasana - Torres / Library of Congress.

Hace ocho años, la Fábrica de Plantas, Flores y Azahares Artificiales E. Pucheu, inaugurada en la Ciudad de México a mediados del siglo XIX, cerró sus puertas pero los descendientes de la familia Pucheu siguen en el oficio que les dio fama a nivel internacional.

De acuerdo con las guías comerciales "Blue Book of México" y la "Guía General Descriptiva de la República Mexicana", en 1903 existían tres casas dedicadas a la fabricación de este tipo de flores en la capital: Ducasse y Sucesores, A. Gassuad y Tenconi y Compañía, ubicadas en el Centro.

La primera en establecerse en el país fue la "Ducasse y Sucesores", fundada por un francés de apellido Ducasse a mediados...

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