Mochilazo en el tiempo

Los fotógrafos que te sorprendían en las banquetasEL UNIVERSALNo es necesario ser turista en la ciudad para tomarte una foto en ella: capturar un momento, donde todo lo que te rodea funge como escenario de la vida misma, permite que nazca cierta identidad y también un sentido de pertenencia. Hoy es muy fácil hacerlo, cualquiera puede detenerse a tomarse una ?selfie? o solicitarle -si es que te genera confianza- a algún transeúnte para congelar esa postal.

Pero no siempre fue así, hace cien años la fotografía apenas se estaba inmiscuyendo en la vida de los capitalinos y si bien ya aparecía en los diarios, la forma en la que la población se acercaba a esta práctica artística era muy personal y familias enteras visitaban los estudios fotográficos para poder tener un cartón con sus imágenes impresas.

Poco a poco, la fotografía se fue popularizando y los retratos de personalidades o de personas ?comunes? dejó de ser en cuartos y salió a la calle. Sergio González Rodríguez escribió en la revista Luna Córnea que alrededor de los años treinta y cuarenta del siglo pasado, surgieron los fotógrafos de ?acera? o de ?instantáneas? que iban equipados con una cámara ?maltrecha? que trataba de igualar la calidad de las utilizadas por los profesionales.

La característica principal de este personaje, que solía encontrarse en San Juan de Letrán y los alrededores de la Alameda Central, era su invisibilidad en la multitud: lograba escabullirse entre peatones, comercios, puestos y bolsas de quienes se ?surtían? de mercancías en las inmediaciones del Centro y encontraba un ángulo perfecto para inmortalizar al transeúnte, sin importar si fuera solo, acompañado o en familia.

Su trabajo era admirable ya que a diferencia de hoy, donde casi todos los aparatos electrónicos con cámara tienen funciones para capturas en movimiento, para la segunda mitad del siglo pasado poder hacer una toma de alguien en movimiento y que no saliera ?barrido? era un gran logro. Eran profesionales y astutos en su oficio.

Por las noches, los fotógrafos salían un poco de su anonimato ya que tanto los flashes como los cables de corriente para el mismo evidenciaban su presencia: a modo de ?paparazzi?, los dueños de las cámaras retrataban a la gente que iba saliendo de cantinas, restaurantes y demás locales de entretenimiento, dándose a notar con la cantaleta de ?¡¿Foto, joven?, ¿foto, señorita?!?.

Sergio González comentaba que ?la fotografi?a de acera formo? parte del nuevo folclor urbano, que...

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