Mochilazo en el tiempo

La memorable calle de Los Plateros en la Ciudad de MéxicoJuan Carlos Galeana

EL UNIVERSALAl caminar por la calle de Madero en el Centro Histórico de la capital podemos observar personajes de ficción que cobran vida, princesas, superhéroes, estatuas humanas y sus ayudantes que piden dinero a cambio de una foto, acto o suerte; cuando es fin de semana un poco de jazz y rock n? roll acompañan en su camino a los cientos de transeúntes que se pierden entre sus callejones.

En esta vialidad tan concurrida de la ciudad fueron confinados los orfebres de la Nueva España, ocupación muy distinta a las que predominan en nuestro tiempo.

Es difícil imaginar la sonoridad que producían los golpes de martillos y la llama que fundía el oro en sus baldes, también llamados crisoles. Lo que escuchamos hoy son las voces de los volanteros y vendedores que pregonan bajo el rayo del sol: "¡lentes en una hora!", "¡tatuajes, perforaciones!", "¿buscas la plaza de los lentes?".

La hoy calle de Madero hace esquina con el Eje Central Lázaro Cárdenas e inicia entre el edificio del Banco de México (Edificio Guardiola) y la icónica Torre Latinoamericana, pasando por la Casa de los Azulejos hasta el templo de San Francisco. La huella de la época colonial se queda en la memoria de los visitantes, niños, jóvenes preparatorianos, foráneos y extranjeros.

La calle que vio entrar triunfante al Ejército Trigarante y al héroe revolucionario Francisco I. Madero, en un principio se llamó San Francisco, en referencia al monasterio franciscano que ahí se erigió. A partir de la iglesia de la Profesa, la calle cambiaba su nombre al de este último templo.

Las últimas dos cuadras que desembocan en el Zócalo Capitalino fueron las supuestas para albergar al oficio de la platería y en algún tiempo llevaron el nombre de Los Plateros. En ellas todavía se ejerce la profesión relacionada con el oro y la plata, entre de locales de ropa y comida rápida.

Resulta imposible imaginar una algarabía diferente a la de nuestros tiempos cuando leemos las líneas del historiador Rafael Heliodoro Valle escritas en 1923: "evocando al lector a la calle de la Platería, cuando había un alborozo en los crisoles y un tintinear en los martillos". El también poeta realiza una breve semblanza de lo que significaba "ser un platero" en la época colonial.

Antecedentes Prehispánicos

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