Motorizados. Aumenta delincuencia en dos ruedas

Roger VelaCIUDAD DE MÉXICO, marzo 25 (EL UNIVERSAL).- Alejandro Moscú fue bajado de su vehículo a punta de pistola y golpeado en el piso hasta sangrar, una tarde de enero de 2013. Segundos antes, un semáforo en rojo le había marcado el alto al norte de la Ciudad de México, justo en el límite entre el municipio de Naucalpan y la entonces delegación Miguel Hidalgo.

El reloj marcaba las 16:30 horas. Manejaba despreocupado. En el asiento trasero lo acompañaban sus padres. Una motocicleta tipo Cargo se emparejó a su derecha. De pronto, una mano entró intentando zafar la llave del subcompacto Matiz para apagarlo. Por instinto, Alejandro sujetó el antebrazo que se había colado al auto y aceleró. Arrastró al intruso unos metros hasta que el tráfico lo obligó a detenerse. Casi al instante una pistola golpeó la ventanilla del copiloto: "¡Suéltalo! ¡Ya te cargó la chingada, te vas a morir! ¡Bájate!".

Antes de bajar quitó las llaves y las aventó lejos de los dos delincuentes para que no le robaran su automóvil. Eso los enfureció más. Primero lo sujetaron del cuello, después uno lo golpeó detrás de las rodillas para doblarlo. Ya en el suelo, comenzó a patearlo y a darle cachazos en la cabeza, mientras el otro robaba lo que podía del carro: un iPod, celulares y el dinero de sus padres, que se mantenían atemorizados adentro. Así fue despojado de su cartera, celular y reloj.

Atrás, los otros conductores amagaron con atropellar a los ladrones, pero era una maniobra complicada porque Alejandro estaba en el piso y su sangre formaba pequeños charcos sobre el asfalto. Cuando el semáforo se puso en verde, el ruido de los cláxones se volvió ensordecedor. Los delincuentes decidieron huir. Abordaron su motocicleta y se perdieron en las calles de la capital cargando sus armas y el botín, mientras Alejandro pedía ayuda en el piso, con un esguince en el cuello, rodillas y costillas lastimadas, una ceja abierta y la pérdida de unos 20 mil pesos más documentos personales. Desde ese día no volvió a manejar con la ventana abajo.

Ese episodio tiene seis años, pero hace tres meses le ocurrió algo similar.

"Venía manejando por Constituyentes cerca de Chapultepec como a la una de la mañana. No había ningún otro auto. Me tocó un alto a la altura de la calle Gobernador Montiel y me paré. Una persona a bordo de una moto me amenazó con una pistola. Me pidió el celular. Bajé la ventanilla y se lo di. Luego me pidió mi reloj, sin oponer resistencia también se lo entregué", cuenta...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR