Un movimiento 'sin legado político'

Inder Bugarin, corresponsal

LIEJA, Bélgica, mayo 20 (EL UNIVERSAL).- En Lieja, una urbe en el corazón de la francófona Valonia y que vive en la nostalgia de la época dorada de la industria metalúrgica, Jean Luc Degee intenta mantener vivo el espíritu de Mayo de 1968.

Canaliza sus esfuerzos a través de conferencias, cine, debates y lecturas, y acompañado de antropólogos, historiadores y sociólogos de Pueblo y Cultura Valonia-Bruselas, una asociación fundada tras la revuelta estudiantil.

"Antes pensábamos que todo era cerrado, la burocracia, la tecnocracia; no había imaginación ni utopía; 1968 reinventó el posible, de allí la importancia de mantener vigente ese cambio imaginario", dice a EL UNIVERSAL.

"La sociedad actual se queja, desconfía de las instituciones, pero al mismo tiempo está resignada, dice que no se puede hacer nada. El 68 demostró que sí se puede, que hay alternativa", precisa, y advierte que de olvidar aquel pasaje, con sus logros, fracasos y errores, la derecha radical y xenófoba continuará ganando terreno en Europa, explotando la "rabia social" hacia la clase política y manteniendo el debate sobre identidad, migración y seguridad.

"Muchos miembros del movimiento no hicimos carrera política, nos dedicamos a la academia, al periodismo, el cine, el arte y los negocios. Cada uno trató de cambiar las cosas a su nivel, como los Zapatistas [en México], pensando que era posible cambiar la sociedad sin tomar el poder. El cambio fue poquito. Hay frustración", dice rodeado de libros y suplementos periodísticos de la época.

En 1968 estudiantes de todo el mundo tomaron las calles desafiando el poder, desde Ámsterdam y Praga hasta Berkeley y Tokio.

El movimiento llegó un año después a Bélgica, donde los estudiantes se levantaron en oposición a una sociedad cerrada y sus instituciones asfixiantes. Aunque a diferencia de la lucha encabezada en Francia por el anarquista Daniel Cohn-Bendit, el maoísta Alain Geismar y el trotskista Alain Krivine, la flama estudiantil no contaminó a los trabajadores.

En España la batalla fue doble, contra la policía que atizaba y el régimen opresor del general Francisco Franco, recuerda el eurodiputado José María Terricabras, protagonista en la lucha librada desde la atrincherada Facultad de Filosofía de la Universidad de Barcelona.

Afirma que Mayo del 68 representó la llegada de una luz de esperanza, poniendo de manifiesto la gravedad de los problemas sociales, de...

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