Mujeres en la mira

- Prácticas como el acoso o el abuso no terminarán mientras siga habiendo quienes consideran que ellas son objetos susceptibles de apropiación, de los que pueden disponer y a los que pueden someterLeticia BonifazCIUDAD DE MÉXICO, noviembre 19 (EL UNIVERSAL).- Todos los días abrimos los periódicos, damos un vistazo a las redes sociales y siempre encontramos algún caso que causó indignación por la violencia ejercida contra alguna mujer en alguna parte del mundo.

Los sucesos tienen mucho en común y el lugar y el nombre de las víctimas pueden incluso intercambiarse. Las reacciones respecto a los calificativos que merece el agresor y los que apuntan hacia la víctima ?a la que casi siempre le asignan algo de culpa?, son también similares.

Hay una constante en el tipo de conductas; lo que varía es el número de sucesos y la gravedad de los hechos. ¿Por qué se repite el patrón, independientemente de la región geográfica en que el caso se presente?

Una primera conclusión nos lleva a afirmar que no hemos logrado desmontar los patrones patriarcales a pesar de los esfuerzos institucionales y no institucionales desplegados en las últimas décadas.

El problema está en que sigue habiendo personas que consideran a la mujer un objeto susceptible de apropiación, de pertenencia, del que pueden disponer, al que pueden tocar, afectar, ocupar, dañar, menoscabar, abusar, vejar. Hasta parecería que existiera el "derecho" a someter, subyugar, controlar, y sustituir su voluntad.

De ahí se derivan prácticas como el acoso, el abuso sexual, la tortura, la trata de personas, la violación o el feminicidio.

Ese "derecho" no sólo no existe, sino que, por el contrario, lo que hay son deberes correlativos de derechos de las mujeres como: que se respete su vida y su integridad física, síquica y social; el derecho a ser valoradas y a no ser educadas sobre prácticas sociales y culturales basadas en conceptos de inferioridad y subordinación. (Convención Belem do Pará, 1994)

No hay, en consecuencia, ningún "derecho" del hombre sobre la mujer. Sólo hay deberes que derivan de una relación de plena igualdad entre personas con la misma dignidad humana. En otro tiempo, el derecho llegó a plasmar relaciones de supra subordinación entre mujeres y hombres que ya fueron formalmente suprimidas en casi todos los ordenamientos jurídicos. A nivel mundial este proceso inició desde 1975 cuando se celebró en nuestro país el Año internacional de la Mujer. En encuentros posteriores: Nairobi, Copenhague, Beijing y Beijing+20, se han revisado los avances, estancamientos, retrocesos y, asimismo, fijado los nuevos retos.

La apuesta mayor se hace al cambio de patrones a través de la educación, formal e informal, y a la incidencia desde la niñez y la adolescencia. Con ello se busca un cambio generacional paulatino con transformación desde las propias conciencias.

La otra apuesta está en el Derecho y su poder sancionador y coactivo. Aquí se encuentra, al menos en nuestro país, una de las grandes fallas que no van a corregirse con el nuevo sistema penal, si no cambia la mentalidad de los operadores jurídicos, desde el policía hasta el juez. Se ha detectado que en toda la cadena subsisten prejuicios y estereotipos que llevan a...

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