Un mundo de cine

En estado de emergenciaAlejandra Musi

EL UNIVERSALEl cine es un narrador de nuestro tiempo y de los impulsos futuros y eso volvió a demostrarse en la pasada edición del Festival de Venecia, en donde los que tuvimos la suerte de asistir a esa explosión de creatividad saboreamos y fuimos golpeados con los ecos del momento.

Muy distintas voces nos hablaron de la profunda crisis que la humanidad está sufriendo, de cómo las mentiras dichas tantas veces se convierten en verdades y del peligro hacia el cual nos pueden llevar los extremos, cuyos efectos letales hemos comprobado pero también, al parecer, olvidado.

En años pasados, los grandes festivales presentaron películas en las que se mostraban altas dosis de violencia o sus consecuencias (Heli, In the fade, You were never really here), después empezaron a llegar las cintas que daban un paso más para analizar lo anterior a la violencia, su génesis, apuntando hacia la importancia de la salud del núcleo familiar como uno de los principales eslabones en el origen del crimen y las profundas diferencias sociales del capitalismo (Shoplifters, Parasite).

Y este año, las películas que llegaron al Festival de Venecia fueron una alarma constante, pues en muchas de ellas se mostraron los peligros del punto en el que nos encontramos.

Un mundo en el que estamos llenos de violencia, en el que las familias siguen desintegradas y heridas y en el que, en consecuencia, estamos llevando al planeta a dinamitarse.

Fue muy revelador ver pasar a tantos creadores por las conferencias de prensa para gritarle al mundo que es momento de abrir los ojos y darnos cuenta del peligro de los extremos que estamos viviendo actualmente.

Así lo hicieron Roger...

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