Negligencia. Daño permanente para la salud

Diana Lastiri

CIUDAD DE MÉXICO, diciembre 30 (EL UNIVERSAL).- Hace 20 años que la familia de Johanna Fisher Garza, víctima de negligencia médica, inició la batalla legal para sancionar a los responsables de la cuadriplejia que padece. La Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) deberá decidir si el caso penal contra la única persona investigada por los hechos prescribió o no.

Hasta ahora, ninguna persona ha sido sentenciada por lo que le ocurrió a Johanna cuando tenía 13 años. Únicamente fue detenida la enfermera general Anita Urbina, quien a pesar de que confesó haber alterado el expediente de la joven por órdenes de sus superiores, y de que el daño ocasionado a la paciente es permanente, salió en libertad luego de que la fundación Renace, A. B. P., que defiende a presos que no cuentan con recursos, pagó más de 300 mil pesos de fianza.

Johanna tiene 33 años, no puede ver ni hablar y no come por sí sola. La falta de movimiento ha mermado su salud. Sólo escucha y asiente con la cabeza.

"Mi niña sabe que le pasó algo grave, porque cuando le digo que tiene 33 años y que es una mujer adulta me mueve la cabeza y me dice que no. Ella sufre, estoy segura", contó en entrevista Alejandra Garza, mamá de Johanna.

"La llevé al hospital Christus Muguerza, en Monterrey, en 1998, porque le dolía mucho la cabeza. De nacimiento, ella presentó una malformación arteriovenosa y cuando la revisaron, el doctor Hernán Campa Núñez detectó que una de las venas le estaba goteando y debía ser operada. Cuando salió [de la operación] él me dijo que la niña estaba perfecta, le hicieron estudios y salió bien".

A pesar de que Johanna era menor de edad, Campa Núñez practicó la cirugía sin la asistencia de ningún pediatra. Al salir del quirófano le afirmó a la familia que la joven estaba en perfectas condiciones y que aproximadamente en 15 días podría volver a la escuela.

"Mi esposo y yo dormíamos en el hospital porque mantenían a la niña conectada a un ventilador para ayudarle a respirar, pero ella me respondía siempre, la vi bien, si le pedía que me apretara la mano, lo hacía, todo estaba en perfectas condiciones", comentó Alejandra Garza.

Aproximadamente dos semanas después, el doctor informó a Alejandra y a su esposo que ordenaría retirar el ventilador puesto que la anestesióloga Roxana de Hoyos también había dado el visto bueno para desconectarla y, eventualmente, darla de alta.

Le dijo a los padres de Johanna que regresaran a casa a descansar, que al día...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR