¿Por qué otros países leen más que México?

Yanet Aguilar y Luis Méndez

CIUDAD DE MÉXICO, febrero 10 (EL UNIVERSAL).- Antes de la implementación de los planes de fomento a la lectura en España, que arrancó en 2001, el índice de lectura era del 36% de lectores frecuentes; diez años después este porcentaje aumentó hasta un 47.2%; en Francia, en 1981, el 36% de los franceses no leía ni un libro, doce años después el porcentaje se redujo al 25%; en Argentina, considerada la nación más culta de América Latina, se leen 4.6 libros al año por habitante según datos del más reciente estudio del Centro Regional para el Fomento del Libro en América Latina y el Caribe, CERLALC-UNESCO.

Estas tres experiencias de fomento a la lectura se han fundamentado en la disposición de políticas que tienen como base estudios, diagnósticos y programas con líneas de acción muy bien delineadas. En los casos de Francia, España y Argentina, ha sido vital la profesionalización de los animadores y promotores de la lectura, el impulso a las bibliotecas municipales o regionales, la descentralización y el incremento del presupuesto.

En México, según la Encuesta Nacional de Lectura de 2012, leemos 2.9 libros al año. El pasado 27 de enero se echó a andar la Estrategia Nacional de Lectura en Sinaloa y se anunció una lista de actividades programadas para los próximos tres meses, pero hasta el momento no se ha presentado un documento con las líneas centrales de la estrategia para fomentar la lectura.

Tomás Granados, editor y estudioso de la lectura en México, escribió en "Confabulario", el suplemento cultural de EL UNIVERSAL, que resulta difícil entender que el Fondo de Cultura Económica tras engullir a Educal y a la Dirección General de Publicaciones de la Secretaría de Cultura "quiera echarse sobre los hombros la descomunal tarea de corregir aquello que el sistema educativo y laboral no ha conseguido: erradicar el analfabetismo funcional".

Phillipe Ollé-Laprune, quien fuera director de la oficina del Libro en la embajada de Francia en México, asegura que le indicó a altos funcionarios culturales que México debía tener un centro de formación para los oficios del libro, pero no se concretó; en cambio no se han realizado políticas, ni se han puesto metas, tampoco se ha privilegiado el presupuesto y los recursos humanos para el avance del fomento a la lectura.

"Es algo de fondo, realmente es el papel que le corresponde al Estado, en todos sus niveles. Hay que sensibilizar a los actores políticos, tienen que estar...

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