Pederastia. Buscan superar pesadilla y castigo para el padre Meño

Hilda FernándezPIEDRAS NEGRAS, Coah., marzo 19 (EL UNIVERSAL).- "El abuso sexual es algo que te deja marcado de por vida, que no puedes superar ni con el mejor tratamiento sicológico o siquiátrico y más cuando viene de un sacerdote", asegura Ignacio Martínez Pacheco, víctima de violación de Juan Manuel Riojas Martínez, conocido como el padre Meño, quien se encuentra preso desde agosto del año pasado.

El 24 de marzo de 2017 se destaparon varios casos de abusos sexual contra menores de edad por parte de Riojas Martínez, el padre Meño, quien fuera rector del Seminario Menor de la Diócesis de Piedras Negras, a raíz de la denuncia del ex seminarista Roberto Javier Calzada Tamez ante la entonces Procuraduría General de Justicia del Estado (PGJE), por el delito de violación calificada con abuso de autoridad y agravio a un menor de edad.

Casi un mes después, el 19 de abril, Ignacio Martínez se armó de valor y levantó otra acusación contra Meño por abuso sexual cometido cuando era seminarista; así se sumaron otras cuatro denuncias similares.

Riojas Martínez huyó y estuvo prófugo por casi cinco meses. Las autoridades de seguridad comenzaron su búsqueda y hasta colocaron varios anuncios en los que ofrecían 200 mil pesos de recompensa por información que llevara a su captura. El 18 de agosto se entregó voluntariamente. Meño fue vinculado a proceso e internado en el Centro Penitenciario Varonil de Piedras Negras, en donde en estos días tendrá la audiencia intermedia, luego de que a la fiscalía se le negara ampliar el plazo para recabar más pruebas.

Por vencer las pesadillas

Ignacio Martínez reconoce después de sufrir abuso por parte del padre Meño que no ha logrado superar el trauma, aunque aprendió a vivir con eso. Sin embargo, el proceso para levantar la denuncia fue muy difícil para él, porque era revivir el caso y armarse de valor y dar su testimonio.

Ignacio explica que se salió del Seminario Menor de Piedras Negras cuando tenía 17 años (ahora tiene 32), por la mala experiencia que había vivido. Guardó silencio por casi 14 años por el miedo a las represalias de parte de Meño.

En 2002, cuando tenía 15 años, sin el permiso de sus padres ingresó al seminario con la convicción de ser sacerdote y continuar sus estudios. "Yo era de bajos recursos; ahí me darían educación y una buena formación, sin que yo gastara dinero porque no tenía".

Ignacio describe que lo que se encontró en ese lugar fue que varios de los sacerdotes, con ayuda de los encargados de...

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