Pescadores 'retaron' al mar por necesidad; no volvieron

TUXTLA GUTIÉRREZ, Chis., febrero 1 (EL UNIVERSAL).- "Nos estamos hundiendo, la lancha se fue en picada, ya no podemos hacer nada". Esa fue la última conversación por radio que Ovidio Quintanilla Fuentes tuvo con Bellarmino Rodríguez Beiza, el dueño de la lancha en la que salió a pescar.

Ovidio estaba en alta mar, era el 1 de enero y no volvió más.

Ovidio Fuentes, de 44 años, iba en una lancha marca Imemsa rotulada con el número 9, junto a Luis Javier Gómez Ozuna, otro pescador de tan sólo 22 años.

Los dos hombres zarparon de la comunidad pesquera de Costa Azul, en el municipio de Pijijiapan, 118 kilómetros al sur de Tuxtla Gutiérrez.

Zarparon para más tarde encontrarse con vientos de hasta 70 kilómetros por hora y olas de entre dos y cuatro metros de altura en mar abierto, de acuerdo con Feliciano Celaya Hernández, presidente de la Sociedad Cooperativa "Camaroneros de la Costa".

"Era un viaje rápido, la pesca de tiburón había sido buena y la lancha estaba sobrecargada de producto? ya no les dio tiempo de tirar la carga, porque la ola y el viento hundieron la lancha", explica Celaya Hernández.

Dice que Ovidio, quien era el capitán del bote, logró comunicarse con él en dos ocasiones.

La primera, para informar al dueño de la lancha que los había sorprendido el viento. En ese momento se le indicó que tirara el producto para que lograran sobrevivir.

En la segunda llamada, Oviedo sólo alcanzó a decir que ya "era tarde"; la lancha se estaba hundiendo y ellos quedaban a la deriva a unos 70 kilómetros de la costa, en medio del mar.

Debido al mal tiempo, pasaron cuatro días para que pudieran salir a buscarlos; otros pescadores, por mar, y una avioneta del gobierno estatal, por aire. Pero ya no encontraron nada.

Como si viajara sobre las olas, la desgracia del mar llegó también a Paredón, otra pequeña comunidad pesquera, también Chiapas.

El 21 de enero, casi 20 días después, pescadores de Puerto Chiapas encontraron a Miguel flotando,

aferrado a un bidón de gasolina. De José no encontraron rastro.

Los dos hombres salieron a pescar a pesar de que el Servicio Meteorológico Nacional había pronosticado fuertes vientos, con rachas superiores a los 80 kilómetros por hora, y olas de hasta cuatro metros de altura en el Istmo y el Golfo de Tehuantepec.

Hasta el 30 de enero pasado, Ballinas Gómez seguía desaparecido, según su hermano Obeth.

Su madre, Elena Gómez; su esposa, Laura Yanet Espinosa, y las cuatro hijas que procrearon juntos lloran por su desaparición...

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