El peso de los reclamos venció al silencio

Ricardo Raphael

CIUDAD DE MÉXICO, septiembre 14 (EL UNIVERSAL).- "Vinieron todos, hasta los más fresas", dice una jovencita señalando a los de Odontología. El contingente comienza con puntualidad. La principal amenaza la imponen las nubes, pero también que los "porros" del 3 de septiembre salgan de la nada y vuelvan a lastimar.

Quizá por esta razón aquí y allá se miran adultos en la marcha. Son los padres de los muchachos, porque sus profesores ?salvo contadas excepciones? decidieron quedarse en casa. También hay abuelos que recuerdan la "Marcha del Silencio", hace 50 años. Uno de ellos se queja porque "ya no hay líderes como Raúl Álvarez Garín? casi todos se han ido, menos Gilberto Guevara y alguno más".

Manuel Gil Antón, articulista en estas páginas, hace notar la paradoja: sin las agresiones de los "porros", acaso habrían venido sólo un puñado de nostálgicos. "Que seamos tantos es evidencia de que hay cosas que no han cambiado."

Cinco décadas atrás, los estudiantes marcharon contra la violencia del Estado y utilizaron al silencio como argumento para pacificar los ánimos del monstruo. Este jueves los jóvenes hicieron el recorrido del Museo de Antropología al Zócalo para denunciar las violencias, en plural, que padecen todos los días. En las mantas destacó la denuncia contra la violencia de los porros, la más reciente, pero también contra la violencia de género, que se vive en escuelas y universidades, y contra la violencia criminal.

Si en 1968 la "Marcha del Silencio" fue para protestar contra Díaz Ordaz, este 13 de septiembre de 2018 la denuncia fue más lejos porque las violencias en México se han multiplicado.

El promedio de edad ronda los 20 años. Al principio corean en desorden consignas que los identifican a partir de su centro de estudios: allá los de la UAM, luego los de la Facultad de Economía, también van los futuros ingenieros y hasta un niño en carriola que carga una pancarta: "Fuera 'porros' de mi futura escuela".

Cuando el contingente cruza Circuito Interior se elevan los puños y una que otra...

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