Pierden dinero y tiempo en traslados hacia la CDMX

Aura Ramírez Cornejo

CIUDAD DE MÉXICO, enero 3 (EL UNIVERSAL).- La casa de Héctor Núñez está en el municipio de Coacalco, Estado de México. Tiene que invertir tres horas para llegar a su trabajo en Pedregal y se traslada en Mexibús, Suburbano, Metro y camión.

A pesar de que Héctor no tiene un auto particular, su economía se ve afectada por el alza de la gasolina y se las ve difícil porque gran parte de su día lo pasa en el transporte público.

Este no es un caso particular, los casi 8 millones de ciudadanos que transitan por la CDMX sufren por esta misma razón.

"Mi hora de salida es a las siete de la noche, pero hace días me quedé atorado en la línea verde del Metro; se inundaron los andenes y llegué a mi casa hasta las 11. La verdad es que vivo para trabajar y trabajo para pagar pasajes", dice el joven de 24 años que gasta más de 75 pesos en su trayecto.

Hablando del transporte público, el tiempo de trayecto dentro del Metro y microbús de la Ciudad de México es de 90 minutos y esto la sitúa en el primer lugar de entre los ciudadanos que pasan mayor parte de su día atrapados en el transporte (sólo después de Sao Paulo, Brasil, con 93 minutos, y Bogotá, Colombia, con 97 minutos), de acuerdo con el reporte de Uso Global de Transporte Público de la aplicación de movilidad urbana Moovit, con presencia en más de 80 países.

En otro punto de la ciudad vive Irving Castro, un joven de 33 años quien dice que el único trabajo que encontró está a dos horas de su casa. Por eso tiene se traslada diariamente de la colonia Santa Martha Acatitla, en Iztapalapa, hasta el sur de la Ciudad en la Glorieta de Vaqueritos.

Cada mañana se despide de su esposa y de sus dos hijos pequeños. En punto de las siete de la mañana, aborda un enorme y desgastado camión que lo lleva al taller mecánico en donde trabaja desde hace 15 años.

Él describe que su camino es tortuoso: "Parece que todos los pasajeros tienen pegado en la frente un letrero que dice ?abandone toda esperanza?". Cuenta que todos se empujan para alcanzar un lugar dentro del transporte público, le han robado tres veces durante su camino y cuando ocurre un percance vial, trasladarse se vuelve mucho más agonizante.

"Mis trayectos me desgastan física y emocionalmente. La semana pasada asaltaron un camión por Periférico, pero un pasajero mató al delincuente y por el relajo, me hice tres horas para llegar a mi trabajo", comenta el habitante de Iztapalapa.

El regreso a casa, peor

Irving es un reflejo del fastidio...

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