'El poema pide el borrador, la tranquilidad y la vuelta'

Yanet Aguilar Sosa, enviadaGUADALAJARA, Jal., noviembre 30 (EL UNIVERSAL).- A Ida Vitale la vida se le ha ido entre libros, entre lecturas y escritores; entre escritoras a las que vuelve siempre: Virginia Woolf y Olga Orozco; entre poetas de los que nunca se cansa: Fernando Pessoa, Juan Ramón Jiménez y Ramón López Velarde; entre autores que no conocía y a los que entra con el gusto de quien visita un nuevo país. Así ha descubierto a narradores como W. G. Sebald y José Montelongo, uno alemán y el otro mexicano.

La poeta de 95 años, que hace unos días recibió el Premio FIL de Literatura en Lenguas Romances, busca la aventura en los libros y la calma en su casa. Hace cuatro meses regresó a Uruguay, su país, tras 30 años de ausencia; pero la vida le deparó sorpresas. En septiembre se anunció como ganadora del premio que entrega la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, y hace unos días fue avisada de que había obtenido también el Cervantes. "Estos premios me hacen muy feliz, pero me han generado unos días complicaditos".

Escribir en estos momentos lo sabe imposible. Su casa en Montevideo, desde donde mira el mar, está llena de pilas de libros que ha sacado de las cajas de mudanza, pero que no ha acomodado; sin embargo acaba de publicar ?justo para la FIL? su libro "Shakespeare Palace. Mosaicos de su vida en México" (1974-1984) (Lumen, 2018), del que cuando comienza a hablar dice jubilosa: "México lindo y querido".

Sin embargo, asegura que es un libro incompleto. "Por primera vez me presionan para terminar un libro en un momento en que mi vida ha sido bastante complicada, volví al Uruguay, me mudé, todavía tengo la biblioteca sin terminar de ordenar, no era el mejor momento para viajar y escribir, así que cuando revisé el libro que voy a dar me doy cuenta que faltan un montón de cosas; no he tenido tiempo de mirarlo bien".

En entrevista cuenta sobre de la década de vivir el exilio en nuestro país. "Esos años en México fueron un salto necesario, fue salir de una ciudad pequeña y reducida para encontrarme con un mundo maravilloso. No estoy hablando mal del Uruguay, que tuvo un pasado más o menos bueno, donde me formé, era un país democrático, tranquilo y donde yo tuve una escuela estupenda".

La poeta y ensayista nacida en Montevideo, en 1923, donde estudió humanidades y fue maestra de literatura, que estuvo casada con el escritor Ángel Rama, con quien tuvo dos hijos, y luego se casó con otro gran poeta y profesor, Enrique Fierro, rememora...

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