“Por fin tengo dónde llorar a mi hermano”

Alba Tobello y Sara Pedrola

IGUALA, Gro., febrero 25 (EL UNIVERSAL).- Aquí es difícil encontrar a alguien que no se encomiende a Dios. Magdalena lo sabe bien. Ella lo vio, lo vivió, salió y esperó noticias durante dos años. Fue secuestrada el 2 de abril de 2013 junto con su hermano, su cuñada y su primo. Las dos mujeres fueron liberadas 13 días después. A su hermano, un vendedor de tacos de canasta de 36 años, lo mataron frente a ella, según su relato, y de su primo aún no sabe nada. Pero para los cientos de familiares de desaparecidos de Guerrero, es una afortunada.

El cuerpo de su hermano fue el primero en ser identificado, desde que hace tres meses y con el impulso del Comité de Familiares de Víctimas de los Otros Desaparecidos de Iguala, dio inicio una intensa búsqueda escarbando los cerros que rodean la localidad marcada por el secuestro de los estudiantes de la Normal Rural “Raúl Isidro Burgos” de Ayotzinapa.

Desde el 18 de noviembre de 2014, cuando la Procuraduría General de la República (PGR) empezó a apoyarlos en las exhumaciones, volvió la esperanza y han rescatado ya 50 cuerpos de fosas clandestinas.

De acuerdo con reportes de la PGR, se habían identificado tres cadáveres hasta el 10 de febrero pasado. El primer cuerpo al que la familia ya dio sepultura, tras ser identificado, es el de Carlos Sánchez Fernández, el hermano de Magdalena. Aunque de ahora en adelante, según declaraciones de Eliana García, subprocuradora de Derechos Humanos de la PGR, ya no harán públicas las identificaciones de los restos encontrados, dado que “esta información viola la intimidad de las familias”.

Un entierro como el de Carlos, el pasado 7 de febrero en el panteón de Teloloapan, es lo que anhelan los familiares que cavan los montes a diario en busca de una pista sobre su paradero. En tres meses, la PGR recogió 558 muestras de ADN, registró 255 personas reportadas como desaparecidas y 153 denuncias por desaparición, e inspeccionó 106 fosas, de las cuales 23 tenían restos, según el más reciente informe que recoge datos hasta el 23 de febrero pasado.

“Algunos han manifestado que no les interesa denunciar, que quieren que se encuentre a su familiar sin hacer más aportaciones”, explica Joaquín Torres Osorno, director general de Prevención del Delito de la PGR.

Con el acta de defunción de Carlos en la mano, Magdalena está al menos tranquila de saber dónde están los restos de su hermano, a quien vio por última vez en 2013, en la casa donde estuvieron...

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