Puebla y su tradición panadera

MÉXICO, D.F., abril 15 (EL UNIVERSAL).- Desde los albores de su fundación, en 1530, los españoles advirtieron que Puebla reunía todos los requisitos para la elaboración de pan: campos para el trigo, caídas de agua para mover la rueda de los molinos, gente comerciante en una ciudad que formaba parte de la ruta de las ventas entre México y Veracruz, éstas fueron algunas de las condiciones que permitieron este lugar llamara la atención por su potencial vocación panadera.

No es gratuita tal consideración de no ser porque queda enmarcada en el fragmento del Informe del Ayuntamiento de la Ciudad de Los Ángeles al Consejo de Indias en 1537 “[…]vuestra majestad que en esta ciudad se coge el mejor pan que hay en todo el mundo... alcanza un valle por su término, que por su fertilidad, sanidad, grandeza y abundancia excede al ajarafe de Sevilla y a la vega de Granada, que se llama Atrisco y por sus excelencias se nombra el Val de Christo, de donde se provee el pan, bizcocho, harina y muy buenos tocinos y carnes todos los navíos, así como los que van para España, como para el Perú y las tierras nuevas del mar de mediodía.[1]”

La historia de la elaboración del pan en Puebla, ha sido estudiada por diversos analistas e historiadores, cuyas conclusiones determinan que el negocio de la harina y el pan dio a la región, prosperidad y a sus familias, riqueza.

Cabe destacar que los molinos y trojes se establecieron en ranchos y haciendas, los de San Francisco, Santa Bárbara, El Cristo y San Mateo fueron los primeros, y poco tiempo después se multiplicaron tanto al sur de la ciudad, a orillas del Atoyac o sobre sus afluentes, como al oeste, a la vera del camino que conducía a la capital, donde se construyeron los de Huexotitla, El Carmen, Mayorazgo, de Enmedio, Guadalupe, El Batán, La Teja y San José del Puente, por mencionar algunos.

A comienzos de la colonia el pan se elaboraba en las casas, la elaboración a nivel comercial se piensa emprendió a principios del siglo XVIII empezando por hacer el amasijo y el horneado en casa y la venta callejera y pregonada, luego aparecieron las accesorias adjuntas a la casa a la vez que los mostradores de madera hechos y colocados para tal fin en la plaza y tal vez en el mercado donde ya se vendía en canastillas, hasta que por la mitad del siglo debieron aparecer las panaderías que fueron perfeccionándose a medida que el negocio se hacía productivo y se tornaba de elite

A partir de entonces las panaderías fueron...

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