Un pueblo que comienza a despedir a sus fallecidos

Alicia Pereda y Ricardo Moya, enviados

TLAHUELILPAN, Hgo., enero 22 (EL UNIVERSAL).- En esta tierra la vida está partida en dos: mientras unos lloran por sus muertos o desaparecidos, otros reanudaron sus actividades cotidianas. Los niños regresaron a la escuela; hombres y mujeres a sus trabajos.

Sin embargo, a mediodía el centro de esta comunidad se paralizó cuando al templo de San Francisco de Asís arribaron cuatro carrozas y una urna de cenizas.

Ahí, estaban Hugo, Ismael, Ricardo, Víctor Hugo y Omar, rodeados de amigos, vecinos, familiares y curiosos que les darían el último adiós.

Ellos sobrevivieron en el lugar del siniestro, alcanzaron a correr y pedir ayuda, fueron traslados a hospitales, pero no resistieron. Uno o dos días después la muerte los alcanzó.

Víctor Hugo Gutiérrez, originario de esta región, falleció tras ser hospitalizado. "Tenía 80% del cuerpo quemado, sólo aguantó un día en el hospital", cuenta Luis, su primo, mientras espera en la entrada de la Iglesia.

Víctor Hugo, según narra, alcanzó a salir prácticamente en llamas del predio en San Primitivo, donde un ducto de Pemex explotó el viernes pasado. "Salió por su propio pie, pero incendiado. Todavía en el hospital alcanzó a dar sus datos", detalla.

La misa, celebrada por el obispo de la Diócesis de Tula, Juan Pedro Juárez, se realizó entre llanto y un contundente mensaje del clérigo: "Hay que llorar, pero sobretodo alegrarse porque hay vida eterna". Con esa promesa se despidieron de su tierra.

Tras recibir una bendición, los cuatro...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR