Pueblo de Santa Cruz Meyehualco les llora a los siete niños

CIUDAD DE MÉXICO, diciembre 31 (EL UNIVERSAL).- Decenas de pobladores de Santa Cruz Meyehualco, Iztapalapa, cargaron sobre hombros los siete ataúdes de los pequeños que murieron durante un incendio que consumió su casa de madera en la colonia Buenavista.

Poco antes de las 13:00 horas, el campanero del pueblo se sentó en una de las bancas de la Parroquia de Santa Cruz Meyehualco a esperar a que se encendieran cohetes, pues era la señal de que la procesión había iniciado y los ataúdes llegarían pronto para la misa de cuerpo presente.

"Nunca en mi vida había visto tantos difuntos en una iglesia y llevo 70 años tocando la campana para ésta", dijo don Plutarco, quien explicó que, por tratarse de un entierro de niños, la campana mayor debía repicar lento y rápido, "primero triste y luego alegre".

Desde que los féretros fueron trasladados de la casa de un familiar de los niños, en el Callejón San Lucio, el flautista Rogelio y su acompañante, encargado del tambor, tocaron Lamento para Diego y Óscar de dos años, Jimena de cuatro, Adriana de seis, Marlene de nueve y Cruz Hidalgo y Miguel Ángel de 13 años.

Por primera vez, los rostros de cinco niños, que eran hermanos, fueron revelados en dos fotografías que cargaban un par de mujeres al frente de la procesión. Los pequeños eran de tez morena y en las imágenes lucían sonrientes, algunos se abrazaban.

El pueblo de Santa Cruz les lloró a los niños, pues aunque ahí no vivieron, ni murieron, los vecinos junto con los deudos fueron quienes rezaron por ellos.

Algunos habitantes confesaron a los extraños que se enteraron del entierro y que por la desgracia, asistieron a la misa.

También estuvo ahí doña Eva, una vecina de la avenida Las Torres que solía darle de comer a los menores y con la que pasaron su última Navidad.

Los ataúdes fueron llevados hasta el sacerdote de la parroquia, quien durante su sermón preguntó por qué sucedían tragedias como la muerte de siete inocentes, y con el micrófono en mano, sentenció: "Ellos ya no van a sufrir, ya no hay dolor, no hay angustia, no hay enojo. Están en la vida...

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