Tienen que reconocer que dije la verdad: Valentina Rosendo

(Amplía despacho S165; Embargada para sitios en internet hasta las 01:00 horas locales)Thelma Gómez MÉXICO, D.F., diciembre 13 (EL UNIVERSAL).- Hace nueve años ninguna autoridad le creyó. Todos decían: "Valentina miente". El agente del Ministerio Público lo dijo. La misma frase la repitieron autoridades municipales, estatales y federales. También el Ejército. Para ellos no tenían valor las palabras de una indígena de Guerrero que decidió no callarse, como lo habían hecho y como lo hacen otras mujeres indígenas. Valentina Rosendo Cantú denunció que dos soldados la violaron, mientras otros seis más sólo miraban y reían. Nueve años después el Estado mexicano que la ignoró y le negó la justicia, le pedirá perdón.Este jueves 15 de diciembre, en el Museo Memoria y Tolerancia, se llevará a cabo un acto en donde el Estado mexicano, representado por el secretario de Gobernación, Alejandro Poiré, reconocerá públicamente su responsabilidad y le pedirá perdón a Valentina Rosendo Cantú, la indígena me'phaa que llevó su denuncia hasta la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CoIDH).En agosto del año 2010, la CoIDH le dio la razón a Valentina. Emitió una sentencia en la que encontró al Estado mexicano culpable de violaciones a la integridad personal, la dignidad, las garantías de acceso a la justicia y la protección judicial, por lo que lo condenó, entre otras cosas, a reformar la legislación militar, a procesar a los militares responsables ante la justicia civil, pagar una compensación económica a Valentina y a organizar un acto público donde reconozca su responsabilidad.Este jueves, Valentina Rosendo Cantú comenzará a tener un poco de la justicia que durante nueve años se le negó. "Por fin", dice Valentina en entrevista con EL UNIVERSAL. "Llevo casi 10 años de lucha. Lo del jueves será un avance muy grande... aunque estoy nerviosa, no he podido dormir, porque falta poco para que me vuelva a encontrar con lo que me pasó".El 16 de febrero de 2002, Valentina lavaba ropa en el río del poblado de Barranca Bejuco. Ocho soldados llegaron hasta ahí y le mostraron la fotografía de un hombre. Querían que lo identificara. Ella no lo conocía. Los militares, recuerda, la golpearon en el estómago, le jalaron el cabello. Dos de ellos la violaron, mientras los otros seis sólo reían. Valentía tenía 17 años, un esposo y una hija de dos meses.El doctor del Centro de Salud de Barranca Bejuco no quiso atenderla. "No quería problemas con los militares", le dijo.Valentina...

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