Los sacaron de la cama para torturarlos

NUEVO LAREDO, Tamps., noviembre 11 (EL UNIVERSAL).- El 5 de septiembre de 2019 la Secretaría de Seguridad Pública de Tamaulipas reportó un enfrentamiento con un grupo delincuencial en la colonia Valles de Anáhuac, Nuevo Laredo, Tamaulipas, donde mataron a ocho personas, cinco hombres y tres mujeres. Ellos no reportaron ningún herido. Informaron que las personas con las que se enfrentaron portaban armas y vestían indumentaria tipo militar, con insignias de un cártel, así como la presentación de una camioneta con blindaje artesanal. Ahora, dos meses después, Sara, Alejandra y Roberta ?los nombres no son reales?, testigos presenciales del operativo, describen cómo seis de las personas que fueron asesinadas dormían como cualquier noche, cuando policías estatales y miembros del Centro de Análisis Inteligencia y Estudios de Tamaulipas (Caiet) entraron al domicilio en Héroes de Nacataz 6836, los golpearon, torturaron, los forzaron a subirse a camionetas. Horas más tarde, sus cuerpos estarían a ocho kilómetros de donde las autoridades los sustrajeron con disparos en la nuca y espalda en la escena que las autoridades simularon un enfrentamiento.

"Alrededor de las 5?6 de la mañana. Estábamos dormidas y en eso abrieron la puerta y se metieron y nos dijeron: "tírense al piso", luego nos tiramos al piso. "¿Dónde están las armas?", y yo le dije que no sabía de qué estaba hablando. Y él me dijo, "saca las armas, no te hagas pendeja". Y yo le dije, oiga, es que yo no sé de qué está hablando. Yo trabajo en un lavado y yo mantengo a mi pareja y el cuarto aquí me lo acaban de rentar. "No te hagas pendeja, si no hablas te vamos a matar", le dijo un policía estatal a Sara.

En esa casa había al menos tres cuartos ocupados. Seis personas en el primero, todas murieron ese día. Eran tres mujeres y tres hombres. En el segundo departamento estaban Sara y Alejandra, que apenas llevaban viviendo dos semanas ahí. En el último estaba Roberta y sus dos hijas. Todas piden mantener sus nombres en secreto por temor a represalias.

"Estas personas (policía estatal) que iban vestidas de negro. Llevaban un arma larga y otra pequeña. Sí eran bastantes, pero en el cuarto nada más dos. Afuera había otros. Nos tenían boca abajo. En un minuto metieron a las otras tres mujeres [las mujeres del primer departamento]. Vinieron [Policía estatal] por la primera, dijeron que era la buena y se la llevaron y luego vino por la segunda. Ahí empezaron a golpearla a lado de mí. Nunca prendieron...

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