Sepulta la presidencia imperial en cada paso

Juan Arvizu

CIUDAD DE MÉXICO, diciembre 2 (EL UNIVERSAL).- Decenas de teléfonos celulares apuntan hacia él. Andrés Manuel López Obrador camina entre apretones en un tumulto de legisladores; de lejos se adivina que allí va, por su cabellera cana.

Así, sepulta el uso, a la medida de la presidencia imperial, del pasillo central del salón de sesiones de la Cámara de Diputados, que ya era arqueología política desde principios de este siglo.

Las huestes presidenciales de Morena declaman su credo político: "¡Es un honor estar con Obrador!"; contrasta la escena con la del ex presidente Enrique Peña Nieto, quien minutos antes entró por ese pasillo central, protegido por priístas que no son suficientes para poblar ese caminito cuyo...

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