Sorpresas de media tarde

Carlos BorboaCIUDAD DE MÉXICO, marzo 8 (EL UNIVERSAL).-La sorpresa es un breve estado emocional, en el que uno puede conmoverse o maravillarse con algo imprevisto, raro o incomprensible.

La sorpresa se cuenta entre las emociones más profundas que puede experimentar el ser humano; para mí, descubrir un nuevo vino es eso.

Cada año asisto a Millesime México con el único objetivo de dejarme sorprender. Más allá de degustaciones y conversaciones con grandísimos cocineros, el salón gastronómico también ofrece la posibilidad de conocer un montón de cervezas, vinos y, últimamente muchos más, espirituosos.

Platicar con productores y compartir algunas de sus creaciones es un ejercicio emocionante.

El jueves por la tarde me encontré con Andrés Amor a la entrada de Millesime México. Después de recorrer sus pasillos, dejándonos rendir ante aguachiles, jamón ibérico, panuchos de cochinita pibil, moles y un sinfín de golosos bocadillos, nos sentamos a probar los vinos de la bodega extremeña Habla, que él representa desde hace ya un tiempo.

Había probado el Habla Nº11, ensamble de Cabernet Sauvignon, Tempranillo y Petit Verdot, repleto de notas de moras, chocolate, tierra mojada y regaliz, así como el Nº12, un Syrah con aromas de mango, maracuyá, frambuesa y botones de lavanda (sí, un tinto totalmente atípico). Esta vez pude echarle mano a todas las botellas de la vinícola ibérica.

?En serio Carlos, ¿vinos de Extremadura??. Sí, de la zona de Trujillo, bien pegada a la frontera con Portugal. La bodega nació en el 2000, por iniciativa de Juan Tirado, ganadero dedicado a la...

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