Viaje para 'fridamaniacos'

Viridiana RamírezCIUDAD DE MÉXICO, julio 6 (EL UNIVERSAL).- Llegó a este mundo en 1907, en una casa situada entre las calles Allende y Londres, en el barrio de Coyoacán. La bautizaron como Magdalena Carmen Frida Kahlo, la misma que se convertiría en icono del arte mexicano. Este 6 de julio se han de cumplir 110 años de su nacimiento. Por eso, hicimos una guía para que la "fridamanía" festeje a lo grande.

Además de recorrer los rincones que habitó desde pequeña, te invitamos a subirte a un autobús y conocer el templo que su amor, Diego Rivera, construyó como oda al arte prehispánico.

Sugerimos dedicar una tarde completa al Museo Dolores Olmedo, el que resguarda la colección más grande de fotografías y pinturas de Frida Kahlo. Aquí, verás retozando en los jardines la novena generación de Nahual, el perro xoloitzcuintle que Diego Rivera regaló a Dolores Olmedo.

¿Te gustaría disfrazarte de Frida Kahlo o, al menos, lucir un vestido y tocado inspirados en ella? Te contamos que hay un hotel que regala sesiones de fotos en la playa, con todo y atuendo. La experiencia puede incluir una clase de tacos al pastor y cervezas artesanales.

Por si no lo sabías, en Morelia y Riviera Maya hay restaurantes inspirados en su arte, en los que podrás cenar mientras se proyectan pasajes de su vida sobre tu propia mesa.

Para cerrar con broche de oro, este mismo año se inaugurará un segundo museo dedicado a la pintora y contará con salas para que artistas reinterpreten su arte.

También te dejamos una lista de souvenirs que no te pueden faltar.La Casa Azul

La vida de Frida Kahlo quedó atrapada en las paredes de la casa que habitó desde niña hasta su muerte, marcada con el número 247 en la calle Londres, en pleno corazón del barrio de Coyoacán. El recorrido inicia por el comedor, con su piso de madera que ella mandó pintar de amarillo. Aún están los molcajetes que llenaba con salsa verde. La habitación contigua es la recámara de Diego Rivera.

Después está la cocina, uno de sus rincones favoritos. Frida Kahlo se encargaba de supervisar la sazón del guajolote en mole para sus invitados especiales, entre ellos Dolores del Río.

En la planta alta se muestra su estudio, donde está su silla de ruedas y el caballete que le obsequió Nelson Rockefeller.

También se conservan los pigmentos y pinceles que expresaban sus penas y sufrimientos en los lienzos. De ese mundo de color pasamos a la recámara. En el dosel de la cama todavía está el espejo que la reflejaba postrada los...

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