Vivir en una alcantarilla

(Material transmitido por el Servicio Sindicado el pasado 14 de diciembre)HERMOSILLO, Son., diciembre 22 (EL UNIVERSAL).- Desde hace ocho años, José Luis vive en una gigante alcantarilla de aguas pluviales. Platica que tocó fondo porque se volvió adicto a cualquier tipo de droga. Tienes 47 años y narra que a Sonora sólo venía de paso, porque quería llegar a Estados Unidos.

Es un indígena purépecha que vivió sus mejores años en San Juan Nuevo, una localidad colonizada en 1943, cuando San Juan Parangaricutiro sufrió la erupción del volcán Paricutín, en Uruapan, Michoacán.

"A veces me pongo nostálgico", dice mientras ruedan lágrimas en su rostro. Recuerda los días cuando su madre lo quería, tenía un hogar con esposa e hijos, trabajo y una vida.

Estudió la primaria y se dedicaba a la compra-venta de aguacate. Se casó, tuvo hijos y sin más sorpresas llegó a los 26 años, pero empezó a consumir marihuana, primero fue la curiosidad después ya no pudo dejarla y buscó probar otro tipo de drogas; ahora consume lo que encuentra o lo que alcance a pagar.

Loco pero no demente. "Me llamo José Luis Román Gómez, estoy loco, pero no demente, hago cosas malas, aunque no le hago daño a nadie", dice mientras invita a la reportera de EL UNIVERSAL a pasar a su hogar.

Con amabilidad muestra lo que es su vivienda y ofrece un bidón de plástico como asiento, el único que tiene.

Se encoge en cuclillas y la tenue luz que se filtra por la entrada a ese enorme colector permite detectar parte de su piel lacerada con sangre molida y algunas protuberancias que le brotaron en los brazos, al inyectarse la droga.

Habla de sus sueños frustrados de ser artista, siempre le ha gustado cantar, así llena sus ratos de soledad, entonando pedazos de baladas y completando otras. Trata de imitar a cantantes: "Siempre fue mi ilusión cantar, pero ya es demasiado tarde y ahora que trato es demasiado tarde", expresa, mientras entona "Ya lo pasado, pasado", de José José.

Sus pensamientos están llenos de contradicciones; sin embargo, sabe que el sufrimiento y los golpes que le ha dado la vida, le han dado bastante sabiduría.

Tiene el autoestima quebrada. Ruega a Dios y a sus santos que lo protejan: "Soy alguien, soy una persona, pero aparentemente no valgo nada y yo les pido a ellos, que me ayuden, nunca me he enfermado a pesar de mi vida".

A diario se droga y también cada día le pide perdón a la Virgen de Guadalupe y a la Virgen de Fátima, se arrepiente de su fragilidad y flaqueza ante las...

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