'Volvemos a la normalidad pero el daño está hecho'

Ariadna García, enviada

TIJUANA, BC., diciembre 10 (EL UNIVERSAL).- "Baja Marina" es una lavandería con más de 25 años de existencia en la zona norte de Tijuana, desde hace tres semanas sus ventas disminuyeron por la presencia de la caravana migrante.

Esta lavandería, dirigida por Hiram Humbert, se ubica a unos 50 metros de la entrada principal de la Unidad Deportiva Benito Juárez, lugar al que llegó en un principio el contingente de centroamericanos.

El problema mayor fue cuando los migrantes comenzaron a salirse del deportivo y se apostaron en la calle y bloquearon los accesos a la zona. "Tuvimos que cerrar por seguridad y desde hace tres semanas no hemos tenido casi ingresos. Hablamos que de nuestro negocio dependen 15 familias y ahora vienen los aguinaldos", lamentó Hiram Humbert.

El tijuanense afirma que no se opone a la caravana, pues su familia es inmigrante, pero, señala, impera el desorden en la zona, lo que genera temor entre la gente y sus clientes. "Es más, yo les ofrecí trabajo y no saben hacer las cosas, pero les quise enseñar a desmanchar, planchar, manejar la lavadora y nada. Hay que entender que mi negocio es tratar ropa ajena, no puedo arriesgarme. También ofrecí trabajo de limpieza y no quisieron", destacó.

La lavandería comienza a recuperarse, luego de que los migrantes fueron trasladados a otro albergue, pero los 200 que quedan en el lugar mantienen cerrada la cuadra. "Por lo menos mis...

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